Miramos un paisaje mientras viajamos y deseamos que todo fuese así, tan estático y tan estable. Uno ve a través de la ventanilla árboles alineados, terrenos preparados para el cultivo, y todo parace estar ahí para algo, hasta la montaña que se ve a lo lejos. Deseamos que nuestra vida no esté llena de sobresaltos, o si los hay que sea porque nosotros hemos buscado ese riesgo. Pero un día nos levantamos, nos preparamos un café y salimos pitando a donde tengamos que ir... y nos damos cuenta de que la mayoría de la gente a la que hemos saludado por el camino ya no es nada para nosotros en el presente, fue importante tiempo atrás pero ahora sólo es una persona a la que re-conocemos. Y las pérdidas y encuentros han supuesto enormes cambios en nosotros, enormes riesgos y sobresaltos. Han configurado nuestra vida.
Pensamos en gente con la que hemos estado tiempo atrás: amigos, parejas, esos primos con los q intercambiabamos secretos en la infancia y vemos lo distinta que es nuestra vida a nuestros sueños...
Pero a pesar de todo, de todas las pérdidas por el camino, nuestro PRESENTE es algo tan valioso que es lo único que podemos compartir. Recordamos el pasado, hablamos del futuro, pero sólo el presente lo vivimos JUNTOS. Y este está lleno de alegrías, desengaños, tristezas, abrazos, caricias... Nuestra vida deja de estar hecha por pedazos para cobrar sentido, y todo se reune en un sólo momento: en el que nos sentimos VIVOS.
Cierra los ojos un instante...
Ójala éste sea uno de esos momentos.
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