Sin querer me metí en una utopía
y no pude salir
íbamos hacia el cielo el mar el monte
y no pude salir
creábamos futuro a ras del alma
y no pude salir
la utopía volaba y nadaba y corría
era ella por sí misma un universo
y no pude salir
en medio de la noche la utopía
se alteró
se hizo suerte
convirtió a la memoria
en un pobre arrabal
y no pude salir
Cuando al fin
no sé cómo
salí de aquel ensueño
la utopía hechicera ya no estaba
y el mundo me ofrecía
mal humor y abandono
Mario Benedetti
Todos en algún momento hemos dudado de la realidad de los sueños. Nos preguntamos ¿se puede alcanzar algo perfecto? ¿es posible acariciar los sueños?
A pesar de nuestras dudas seguimos soñando, y nuestros sueños nos ayudan a caminar, nos dirigen hacia una utopía, hacia la dulce irrealidad.
Escapamos de la realidad y volamos, volvemos a ella y languidecemos.
¿Con qué soñamos? Con paz, con volar, con alegría, con una comunidad perfecta, con compañía, con hadas madrinas, con un amor de adolescencia, con una vida llena de satisfacciones, con ser un superhéroe....
Y así, todo se vuelve un cuento, un gran quizás, un érase, un más allá... y aunque ese pasado, ese presente o ese futuro no se vuelvan realidad SEGUIMOS SOÑANDO.